lunes, 24 de junio de 2013

Aquellas Sombras



[Imagen: Corazon%2By%2BSangre.jpg]

Unas siluetas oscuras corrian de un lado a otro, el sol se escondia con pesar, no era justo ir a dormir tan temprano, pero era invierno.
Parecía que cada segundo estaba contado, y siempre el sol se quedaba con ganas de jugar
Hoy en el pueblo había una oscuridad mas densa, atrapante, digno de sentir miedo, ¿Pero había algún alma dispuesta a violar el toque de queda?
Habían aprendido hace ya mucho tiempo, que solo bajo techo estaban protegidos, o eso parecía.
Mucha gente no entendía el significado de toda esa humareda, cada anochecer,nadie salia a ver, nadie husmeaba por las ventanas, y si lo hacían lo guardaban en secreto.
Para algunos no era fácil ser un conejillo de indias, pero nadie sabia que era divertido, era divertido ver sus rostros asustados cada mañana.
Era muy rico sentir ese dolor en el estomago de tanto reir.
Y a la vez aprendía que la gente se volvia puntual, aunque el invierno era una desventaja para ellos, la condición siempre fue que su vida dependía del sol.
Cuando este asomaba eran libres, pero nadie se había fijado en sus sombras, creían que estaban libres de oscuridad al amanecer, nadie miraba bajo sus pies, era un miedo terrible el que los agobiaba.
Algo había pasado esa noche, alguien no había cerrado bien las puertas, las sombras los habían acorralado, la luz se había ido, era la oportunidad del mal, de saciar la sed de sangre que los había mantenido dormidos durante cinco décadas. El sol se estaba ocultando, y una niña corria con su conejo de peluche a su casa, tenia mucho miedo, algo la había llevado a entrar al cementerio, curiosidad, eso era lo mas probable, que mas haría ir a una niña de solo seis años a lo mas profundo de un cementerio. Sobre todo cuando el mundo sabia que era el lugar favorito de las sombras; igual no se puso a pensar en eso, o seguramente era muy niña para entender lo que eso le costaría… su error condenaría a muchos.
Las ultimas gotas de sol se filtraban por los arboles, ella corria, su miedo la hacia perder el equilibrio, pero estaba segura,aunque el sol se escondia rápido, los últimos rayos iluminaban su rubia cabellera, mientras corria Bunny, su conejo de la suerte la acompañaba dándole la mano, ella lo sostenía fuertemente. Su largo cabello dorado bailaba en el viento, pero ella no sabia lo bella que se veía, en realidad nadie lo sabia, nadie la podía observar correr hacia su casa.
De a poco sentía que sus piernas se dormían, y la retrasaban aun mas, su cabello dorado se teñia de un color oscuro en sus puntas que volaban y jugueteaban, algunos mechones al oscurecer caian flácidos sobre su espalda, al tocarlos el sol renacían y volvían a volar libres. Claro que ella no sabia que pasaba en sus espaldas.
Era demasiado tarde, el sol se esfumo bruscamente, aunque ella seguía corriendo algo la jalo desde el pelo, llevándola cada vez mas a la oscuridad. Bunny callo al suelo, una mueca de dolor de ese peluche era notable, algunos diran que es simplemente ridículo, pero caian lagrimas de los ojos muertos de ese animal. Había quedado vagamente iluminado por el sol; por alguna razón el rayo de sol no se oculto para Bunny, seguía latente, titilando para él, evitando que la oscuridad lo consumiera.
Unos dedos largos y escurridisos trataban de tomar a Bunny en los cortos milisegundos de oscuridad, pero no podía antes de que una luz solar hiciera a un lado su sombra.
Asi pasaron horas y horas, las densas sombras revoloteaban, bailaban con un aire demoniaco durante las noches, ellos sabían que los observaban ojos curiosos, sabían que los humanos rompían su parte del trato y eso los esfurecia mas, por eso de a poco se hacían de presas indefensas, como la pequeña articulo una sombra casi silenciosamente.
Aun se cree que se podían oir las risas en las noches mas densas de esas bestias acechantes.
Un nuevo dia crecia, y las sombras eran obligadas, empujadas a mantenerse fuera de la luz, las mas valientes se resistían, pero claramente sus “cuerpos” eran empujados bruscamente.
Los largos dedos por un segundo sostuvieron a Bunny, pero el sol alcanzo ese espacio, y una sombra fue empujada hacía el cementerio amargamente. Bunny quedo tirado en la luz, con resignación, sentía salvarse de nuevo del peligro, no sabia, ni se imaginaba, porque en ese caso hubiera disfrutado ese dia, hubiera pensado en ella millones de veces, en la luz de sus cabellos, en su frágil tacto, pero nadie podía pensar que la luz jamás regresaría a ese lugar de una lejana tierra.
En medio del dia, en medio de el sol abrasador, donde todo el mundo disfrutaba de sus momentos de libertar. Bunny fue sacado bruscamente de su estado de reposo indefinido, unos dedos largos, fríos lo apretaron tan intensamente, que estallo como si fuera de piel y huesos, su cuerpo, palído con grandes orejas de mancharon, podría decirse que era sangre, pero en realidad era algo oscuro, negro. La gente voltio a mirar la negrura del conejo, con los ojos desorbitados comenzaron a dar gritos desgarradores, algunos se quedaban bajo la luz del sol, otros corrian a sus casas de semejante espectáculo que divisaban.
Algunos agachaban la cabeza, y su propia sombra veían, sin saber que era aquello trataban de tomarla, tantísimos años sin que nadie bajara la cabeza les costaba la vida, unas garras tomaban sus dedos primero atonitos miraban, cuando una garra aprovechaba esa oportunidad para atravesar sus corneas. Dolientes corrian sin saber que ir, semejante oscuridad no era para ellos, y las sombras entraban en sus cabezas, haciéndolos divagar, ir y venir desde el mismísimo infierno. Ellos no se enteraban, sus cuerpos…tirados cubiertos de una sombra, tal vez sangre, jamás se supo…nadie jamás vio sus cuerpos, yacían en el piso, sin ojos, sin lenguas, sus manos aun cubiertas con una pizca de sol era lo único que demostraba que eran humanos, y asi, uno por uno fue callendo, y las calles de tierra, casas, arboles, todo se cubrió de aquella sustancia desconocida y oscura, no se supo si era sangre, pero eso comenzó a tomar forma.
Se hiso una vez mas la noche, las sombras inquietas iban de acá para allá, sumida en la mas oscurida una dama se levanto.
De sus ojos caia una sustancia pastosa, oscura, con olor a oxido…realmente no era sangre.
La dama se sento donde yacia una montaña de cuerpos apilados, la gente dormía se dijo. Y sonreía, sus largas garras atravesaban una y otra vez el pecho de esa gente, como buscando una aguja, hasta que los encontraba, algunos aun latian, y ella los observaba fríamente, con sus ojos negros, una mueca de ansias de dibujaba en sus labios.
Sus garras largas se clavaban en el latiente corazón, mientras juguetona replicaba en voz alta:
<< ¿Estas disfrutando tanto como yo?, mi querido Bunny>>

Aquellas Sombras



[Imagen: Corazon%2By%2BSangre.jpg]

Unas siluetas oscuras corrian de un lado a otro, el sol se escondia con pesar, no era justo ir a dormir tan temprano, pero era invierno.
Parecía que cada segundo estaba contado, y siempre el sol se quedaba con ganas de jugar
Hoy en el pueblo había una oscuridad mas densa, atrapante, digno de sentir miedo, ¿Pero había algún alma dispuesta a violar el toque de queda?
Habían aprendido hace ya mucho tiempo, que solo bajo techo estaban protegidos, o eso parecía.
Mucha gente no entendía el significado de toda esa humareda, cada anochecer,nadie salia a ver, nadie husmeaba por las ventanas, y si lo hacían lo guardaban en secreto.
Para algunos no era fácil ser un conejillo de indias, pero nadie sabia que era divertido, era divertido ver sus rostros asustados cada mañana.
Era muy rico sentir ese dolor en el estomago de tanto reir.
Y a la vez aprendía que la gente se volvia puntual, aunque el invierno era una desventaja para ellos, la condición siempre fue que su vida dependía del sol.
Cuando este asomaba eran libres, pero nadie se había fijado en sus sombras, creían que estaban libres de oscuridad al amanecer, nadie miraba bajo sus pies, era un miedo terrible el que los agobiaba.
Algo había pasado esa noche, alguien no había cerrado bien las puertas, las sombras los habían acorralado, la luz se había ido, era la oportunidad del mal, de saciar la sed de sangre que los había mantenido dormidos durante cinco décadas. El sol se estaba ocultando, y una niña corria con su conejo de peluche a su casa, tenia mucho miedo, algo la había llevado a entrar al cementerio, curiosidad, eso era lo mas probable, que mas haría ir a una niña de solo seis años a lo mas profundo de un cementerio. Sobre todo cuando el mundo sabia que era el lugar favorito de las sombras; igual no se puso a pensar en eso, o seguramente era muy niña para entender lo que eso le costaría… su error condenaría a muchos.
Las ultimas gotas de sol se filtraban por los arboles, ella corria, su miedo la hacia perder el equilibrio, pero estaba segura,aunque el sol se escondia rápido, los últimos rayos iluminaban su rubia cabellera, mientras corria Bunny, su conejo de la suerte la acompañaba dándole la mano, ella lo sostenía fuertemente. Su largo cabello dorado bailaba en el viento, pero ella no sabia lo bella que se veía, en realidad nadie lo sabia, nadie la podía observar correr hacia su casa.
De a poco sentía que sus piernas se dormían, y la retrasaban aun mas, su cabello dorado se teñia de un color oscuro en sus puntas que volaban y jugueteaban, algunos mechones al oscurecer caian flácidos sobre su espalda, al tocarlos el sol renacían y volvían a volar libres. Claro que ella no sabia que pasaba en sus espaldas.
Era demasiado tarde, el sol se esfumo bruscamente, aunque ella seguía corriendo algo la jalo desde el pelo, llevándola cada vez mas a la oscuridad. Bunny callo al suelo, una mueca de dolor de ese peluche era notable, algunos diran que es simplemente ridículo, pero caian lagrimas de los ojos muertos de ese animal. Había quedado vagamente iluminado por el sol; por alguna razón el rayo de sol no se oculto para Bunny, seguía latente, titilando para él, evitando que la oscuridad lo consumiera.
Unos dedos largos y escurridisos trataban de tomar a Bunny en los cortos milisegundos de oscuridad, pero no podía antes de que una luz solar hiciera a un lado su sombra.
Asi pasaron horas y horas, las densas sombras revoloteaban, bailaban con un aire demoniaco durante las noches, ellos sabían que los observaban ojos curiosos, sabían que los humanos rompían su parte del trato y eso los esfurecia mas, por eso de a poco se hacían de presas indefensas, como la pequeña articulo una sombra casi silenciosamente.
Aun se cree que se podían oir las risas en las noches mas densas de esas bestias acechantes.
Un nuevo dia crecia, y las sombras eran obligadas, empujadas a mantenerse fuera de la luz, las mas valientes se resistían, pero claramente sus “cuerpos” eran empujados bruscamente.
Los largos dedos por un segundo sostuvieron a Bunny, pero el sol alcanzo ese espacio, y una sombra fue empujada hacía el cementerio amargamente. Bunny quedo tirado en la luz, con resignación, sentía salvarse de nuevo del peligro, no sabia, ni se imaginaba, porque en ese caso hubiera disfrutado ese dia, hubiera pensado en ella millones de veces, en la luz de sus cabellos, en su frágil tacto, pero nadie podía pensar que la luz jamás regresaría a ese lugar de una lejana tierra.
En medio del dia, en medio de el sol abrasador, donde todo el mundo disfrutaba de sus momentos de libertar. Bunny fue sacado bruscamente de su estado de reposo indefinido, unos dedos largos, fríos lo apretaron tan intensamente, que estallo como si fuera de piel y huesos, su cuerpo, palído con grandes orejas de mancharon, podría decirse que era sangre, pero en realidad era algo oscuro, negro. La gente voltio a mirar la negrura del conejo, con los ojos desorbitados comenzaron a dar gritos desgarradores, algunos se quedaban bajo la luz del sol, otros corrian a sus casas de semejante espectáculo que divisaban.
Algunos agachaban la cabeza, y su propia sombra veían, sin saber que era aquello trataban de tomarla, tantísimos años sin que nadie bajara la cabeza les costaba la vida, unas garras tomaban sus dedos primero atonitos miraban, cuando una garra aprovechaba esa oportunidad para atravesar sus corneas. Dolientes corrian sin saber que ir, semejante oscuridad no era para ellos, y las sombras entraban en sus cabezas, haciéndolos divagar, ir y venir desde el mismísimo infierno. Ellos no se enteraban, sus cuerpos…tirados cubiertos de una sombra, tal vez sangre, jamás se supo…nadie jamás vio sus cuerpos, yacían en el piso, sin ojos, sin lenguas, sus manos aun cubiertas con una pizca de sol era lo único que demostraba que eran humanos, y asi, uno por uno fue callendo, y las calles de tierra, casas, arboles, todo se cubrió de aquella sustancia desconocida y oscura, no se supo si era sangre, pero eso comenzó a tomar forma.
Se hiso una vez mas la noche, las sombras inquietas iban de acá para allá, sumida en la mas oscurida una dama se levanto.
De sus ojos caia una sustancia pastosa, oscura, con olor a oxido…realmente no era sangre.
La dama se sento donde yacia una montaña de cuerpos apilados, la gente dormía se dijo. Y sonreía, sus largas garras atravesaban una y otra vez el pecho de esa gente, como buscando una aguja, hasta que los encontraba, algunos aun latian, y ella los observaba fríamente, con sus ojos negros, una mueca de ansias de dibujaba en sus labios.
Sus garras largas se clavaban en el latiente corazón, mientras juguetona replicaba en voz alta:
<< ¿Estas disfrutando tanto como yo?, mi querido Bunny>>